Tercera edición.
Noviembre 2024

Ricardo Gama: Un carnicero que ama su labor y ama vivir en Tauramena

Aprendió el oficio viendo, ama ser carnicero y lo único que le parece difícil de su labor es “no abrir el negocio”. Lo que más le gusta es atender cabalmente a las personas y ver la sonrisa de sus clientes satisfechos. Inició desde pequeño, creció en las fincas, cerca del ganado; ahí empezó su amor por este oficio calificado. Conoce todo el proceso del faenado: desde elegir los animales, limpiarlos, prepararlos y almacenar la carne en los refrigeradores.
Manuel Antonio Martinez Sogamoso

COMUNICACIÓN

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Laura Camila Molina Roa

Julio 2024

Recuerda con nostalgia cómo se hacía antiguamente el proceso: “todo era a pie, no había carros para transportarse y los recorridos eran extensos con la res amarrada; la carne no se refrigeraba, se colgaba en un tubo al aire libre y de ahí mismo se cortaba para la venta”. Hoy en día agradece el avance de la tecnología porque gracias a eso el trabajo se ha hecho más fácil. Dice que en el pasado no se vendía carne molida porque no existían las máquinas para esto; ahora cuenta con refrigeradores, sierras eléctricas, cuchillos, molinos, guantes de acero inoxidable y esto hace más higiénico, seguro y fácil su trabajo.

Para él lo más peligroso en el desarrollo de sus labores es la sierra, dice que hay que estar muy concentrado para no cortarse los dedos; nunca le ha pasado nada, se siente muy afortunado y bendecido de poder trabajar en lo que le gusta. Con un gesto de gratitud le da gracias a Dios por su trabajo.

Su jornada es extensa, pero siempre lo encontrarán atendiendo con una enorme sonrisa en su rostro; cuando no desposta (quitar la carne del hueso) su día empieza a las 6:00 a.m. A esa hora abre y con una excelente actitud inicia a atender a sus clientes, cuando desposta inicia a las 4:00 a.m. para tener todo listo. Trabaja sin cerrar durante el día hasta las 8:30 p.m.

En cuanto a su pago afirma que él es un hombre muy agradecido y que Dios lo ha bendecido mucho, “soy el hombre más feliz cuando abro estas puertas y empiezo a trabajar, soy muy orgulloso de pertenecer a este gremio y de estar trabajando aquí en este pueblo, para mí Tauramena es como la capital del cielo, yo vivo muy amañado. ¿Hacer lo que a uno le gusta, y más encima que le paguen? ¡Eso es una bendición!” Dice complacido.

Manuel Antonio Martinez Sogamoso

Respeta a las personas vegetarianas, pero él no lo sería y entre risas dice: – “me haría falta el huesito para ruñir, no hay como el pedazo de carne encima de la bandeja”. Le gusta la carne en todas sus preparaciones (frita, sudada, asada, guisada) y todos los días la come, como buen llanero y carnicero; no se cansa y no se cansaría de la carne de res, aunque también le gusta el pollo, el cerdo, el pescado y el Búfalo.

Como comerciante de Tauramena le entristece que hace 4 años esté cerrado el matadero municipal y espera que pronto se abra; esto aliviaría un poco el bolsillo de los consumidores pues transportar la carne desde otros frigoríficos genera un sobrecosto adicional.

Con sus más de 35 años de experiencia en el mundo de la carne recomienda las siguientes piezas: lomo fino, sobrebarriga, pecho, y la carne sin grasa que es el murillo. “Esa parte es muy rica y tiene mucha proteína, no tiene nada de manteca”. Para él las mejores carnes son las duras, – “Así como las mujeres, las mejores mujeres son las más bravas”. Larga la carcajada.

Don Ricardo, un carnicero alegre y agradecido que nos contó sobre esta importante labor para nuestra cultura llanera. Seguramente, si va a comprar carne por allí (Diagonal a la entrada del instituto educativo del Llano, Barrio Centro), él lo despachará con una enorme sonrisa.

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